domingo, 7 de octubre de 2012


(ojo) Al paisaje cultural cafetero le montan una silla eléctrica



El bosque Barbas-Bremen del Quindío resultaría afectado. El el área, 9.651 hectáreas, sobreviven especies como el mono Aullador y la pava Caucana, en el contexto del Paisaje Cultural Cafetero.
La Empresa de Energía de Bogotá estaría a punto de intervenir una franja considerable de los bosques del Parque Regional Natura Barbas-Bremen, localizado en los límites naturales entre Risaralda y Quindío.
El riesgo por contaminación electromagnética sería una de las tantas consecuencias previstas por cuenta del proyecto de repotenciación energética de Armenia. La instalación de gigantescas torres y cables de transmisión entre la subestación de La Hermosa, en Santa Rosa de Cabal y la capital quindiana, ya tiene a las comunidades de la zona con los pelos de punta.

El área protegida de Barbas-Bremen es uno de los últimos zonas de vida que ha resistido a distintos embates de la expansión de la frontera agrícola, tras el proceso de colonización que abrió montaña a golpe de hacha, titulaciones leguleyas, y la potrerización del suelo en función de El poder de la carne (Flórez-Malagón, 2008) es decir de la hacienda ganadera. La importancia de esta área, unas 9.651 hectáreas, no se discute, menos si allí sobreviven especies como el mono Aullador y la pava Caucana, amén de ser nervio central de los ecosistemas estratégicos de montaña en el contexto del Paisaje Cultural Cafetero.

Para la Organización Ambiental Chinampa la ejecución del mega proyecto energético Upme-20-2009 del ministerio de Minas y Energía no sería más que el camino a la destrucción de un área con un alto valor cultural, paisajístico y ecológico en el que se plasman décadas de lucha conservacionista, al tiempo que desplazar de sus predios a pequeños y medianos propietarios por efecto de los riesgos de la llamada contaminación invisible que se desprende de la transmisión de 230 mil kilovoltios por encima de sus cabezas.

El emplazamiento de las torres y el tendido de redes implican la tala de bosques en un radio de 37 metros de ancho. Este solo hecho agravaría mucho más la crisis de la oferta hídrica que experimentan las comunidades de Tribunas Córcega en la vía Pereira-Armenia, y la zona rural de Filandia hoy sometida a racionamiento, afectadas de tiempo atrás por el establecimiento de proyectos de reforestación comercial, y la proliferación de condominios campestres. La licencia ambiental en trámite sólo es competencia de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, y no de la Carder o la CRQ, las autoridades en el territorio potencialmente afectado.

El conflicto socio ambiental por cuenta del mega proyecto no se reduce exclusivamente a ésta área sino a todas aquellas por donde atravesaría el cableado de alta tensión, soportado en 83 torres. Desde Santa Rosa de Cabal hasta Armenia se estima que pondría en riesgo la vida y bienes de no menos de 80 mil habitantes. Otro de los patrimonios culturales que resultarían lastimados sería el del Parque Regional Las Marcadas, en Dosquebradas, lo mismo que la zona rural del oriente de Pereira, una de las principales despensas agrícolas de la región.

Para lideres ambientalistas como Olmedo Ramírez López el proyecto en cuestión daría lugar a un “corredor de muerte biológica”, siendo incompatible con la declaratoria de Patrimonio Cultural Cafetero por parte de la Unesco. Se trata, subraya Ramírez, de reemplazar el paisaje natural por “una selva de cables metálicos de un impacto catastrófico”. A medida que se conocen más detalles e impactos en otros lugares del mundo por este tipo de agresiones ambientales la tensión en la región aumenta. El único indicador de éxito de la protesta será que el gobierno nacional y la EEB suspendan las obras.

Este caso nos hace recordar las palabras de Michael de Certeau: “Una sociedad modifica su relación con la naturaleza convirtiendo lo “natural” en utilitario (por ejemplo un bosque en explotación natural) o estético (una montaña, en paisaje) o haciendo pasar una institución social de una condición a otra (por ejemplo, la iglesia en museo). El destino del paisaje patrimonial no puede ser la silla eléctrica. La destrucción no podrá imponerse sobre el principio de precaución el cual la comunidad deberá invocar en función de proteger derechos consagrados en la Constitución y la Ley.

La afirmación foucaultiana “donde hay poder hay resistencia”, se expresa de manera específica y extraordinaria. Un puñado de jóvenes ambientalistas y líderes comunitarios ha puesto en marcha un proceso de sensibilización, como llaman ahora la denuncia, entre muchos estamentos de la región y el mundo para hacerse oír y evitar que ocurra lo peor. En la práctica están interrumpiendo la organización del silencio, el mismo que por ahora caracterizada a las entidades oficiales de Risaralda y Quindío. Dura prueba, además, para los impulsores del Paisaje Cultural Cafetero, pues como se advierte a todas luces el UPME-02-2009 desvirtuaría la vocación ecoturística del área amenazada.


No hay porqué preocuparse
El gerente del proyecto Subestación Armenia, de la Empresa de Energía de Bogotá, Mauricio Acevedo Arredondo afirma que la instalación de torres y cableado no tendrá ningún problema ambiental en el Quindío ni el Risaralda.

“Este es un proyecto del gobierno nacional ejecutado por la Empresa de Energía de Bogotá que pretende mejorar el servicio de distribución de energía para los departamentos de Quindío y Risaralda”, sostiene.

“Actualmente en la zona existe una subestación 115 kv de potencia y con esta nueva vamos a pasar a 230kv”
“Esto va a permitir ofrecer mayor confiabilidad en el servicio”, señala.

¿Desinformación?
Acevedo arrendondo asegura que han detectado desinformación sobre el proyecto y “por tanto ya hemos realizado 43 jornadas de socialización con los habitantes de la zona para contarles lo que se va a hacer”. “A ellos les hemos llevado expertos para que hablen sobre el campo electromagnético, pues es falso que por las torres se vayan a generar tormentas eléctricas”

“Vamos a pasar 38 kilómetros de línea hasta llegar a la subestación que queda en Dosquebradas. El impacto ambiental va a ser mínimo: no va a haber deforestación, ni vamos a hacer brechas o zanjas para dañar los terrenos. De acuerdo con los estudios hemos detectado que el terreno es bastante inestable y hay bastante erosión. Se van a hacer escavaciones, pero la más profunda será cerca de dos metros y medio y esto servirá para establecer la estructura, un relleno en concreto”, confirmó
El funcionario aceptó que efectivamente las torres y el cableado va a pasar por el bosque Bremen, pero afirmó que no se va a hacer daño ambiental, “solo se talarán árboles que impidan la instalación de la torre”.


El proyecto
La Empresa de Energía de Bogotá construirá una subestación en Armenia, enmarcada en el proyecto de transmisión de energía eléctrica Armenia 230/115 kilovatios, que entrará en operación el 30 de noviembre del 2013. El nuevo punto tendrá una inversión de 10 millones de dólares.

Es un proyecto que la Unidad de Planeamiento Minero Energético, Upme, del ministerio de Minas y Energía, adjudicó a la Empresa de Energía de Bogotá que consiste en el diseño, adquisición de los suministros, construcción, operación y mantenimiento de las obras.

“Esta infraestructura representa un nuevo punto de inyección de energía desde el Sistema de Transmisión Nacional para el área operativa Caldas – Quindío – Risaralda”, afirmó el ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas.

Por Carlos Victoria
Docente Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad Tecnológica de Pereira

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